por Laurel Dux Vie Ene 16, 2009 2:12 am
-A ver, cariño...- John intentó acariciar la cara a su querida hija Ciara, pero ella se apartó bruscamente.
-Ni cariño ni nada, papá- le miró con acusación clara en los ojos- ¿Cuándo coño fue? ¿Estaba mamá embarazada y tú fuiste a desfogar un poquito? ¿O tal vez yo era un bebé llorón y ruidoso y te fuiste a que te calentara otra la cama?
-¡Basta ya, Ciara! Lo que hice, lo hice y punto. Quería a tu madre...
-Se nota, papá, se nota de lejos. La prueba es esa chica de arriba.
-Maldita sea...Tuvimos una mala temporada, cuando ella te tuvo, no coincidían nuestros puntos de vista...me marché por unos días y pasó lo que pasó.
-Ohhh, ahora lo entiendo todo- dijo con ironía- Búscate otra excusa.
-Cuando volví y os vi a las dos, acurrucaditas en la cama, tan...preciosas- le acarició la mejilla- Me volví a enamorar de tu madre y me enamoré de mi preciosa hija. Nunca supe de la existencia de Laurel, Ciara, y ahora no puedo darla de lado. Su madre ha muerto y, qué quieres que te diga, apreciaba a su madre- vio el dolor en los ojos de Ciara y la miró con tristeza- Lo siento, cariño, sé que te costará entenderlo, pero ella no tiene la culpa de nada, recuérdalo.
-Por su culpa ahora mismo casi te odio, papá.
-Sé que eres lo bastante inteligente y bondadosa como para llegar a perdonarme...algún día.
Ciara subió a su habitación y cerró la puerta, ocultándose en su propio mundo. Laurel, por su parte, había escuchado toda la conversación. Aunque no quería que le doliese, le dolía ser "la equivocación" de alguien. El error de su padre. Y lo peor es que toda la vida lo sería.